Cada año se producen en el mundo 100.000 millones de prendas de vestir, y el reciclaje se considera un poderoso aliado para promover la transición circular: una herramienta que no está exenta de desafíos para reducir el consumo de materias primas y recuperar ropa desechada.
La mayoría de ellos son residuos de producción y, en algún momento, dejarán de ser residuos y se convertirán en nuevas materias primas. Por un lado, se busca reducir la producción de materias primas, como el algodón o el poliéster, reutilizando las que ya tenemos.
Por otro lado, reduciendo la cantidad de residuos que producimos en el proceso. Las cifras hablan de esta contradicción: cada año se producen en el mundo 100 mil millones de prendas de vestir.
“El reciclaje viene acompañado de un cambio en los patrones de consumo: frente al modelo lineal, basado en producción, consumo y disposición; La idea es pasar a un modelo circular donde la ropa dure más y se eliminen los residuos. » La gestión textil ha sido en gran medida descuidada en las regulaciones sobre residuos. Las empresas llevan muchos años haciéndolo de forma voluntaria, acercando los servicios de recogida de ropa usada a sus clientes; Sin embargo, aumentar la proporción de textiles recuperados: esta cifra, según los datos del último informe de reciclaje de Moda Re, es del 12,6%. De hecho, a partir de 2025, con la entrada en vigor de la Ley de Contaminación del Suelo y Residuos, la ropa tendrá su propio contenedor.
Precisamente la sencillez es una de sus grandes ventajas: tiene un impacto medioambiental muy bajo -según datos de la empresa, un kilogramo de algodón reciclado ahorra 2.216 litros de agua, 1,73 kg de emisiones de carbono y 15,29 kilovatios de energía- y permite que el proceso sea llevado a cabo sin problemas. Optimizado para las necesidades textiles corporativas. Incluso te permite aprovechar los colores únicos de la tela y ahorrar el proceso de teñido.
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